
La palabra Ulama viene de la palabra náhuatl ullamaliztli, una combinación de Ullama (juego de un juego con una pelota) y ulli (hule). Ullamaliztli era el nombre mexica para el juego de pelota mesoamericano, cuyas raíces se remontaban a al menos el segundo milenio antes de Cristo y la evidencia de que se ha encontrado en casi todas las culturas mesoamericanas en una zona que se extiende desde el México moderno a El Salvador, y posiblemente en la actual Arizona y Nuevo México. Los arqueólogos han descubierto pelotas de goma de por lo menos 1600 A.C.
El juego de pelota es, sin lugar a dudas, uno de los rasgos culturales más compartido por los pueblos del México prehispánico.

Esto último podría explicar la supervivencia en Sinaloa del juego prehispánico conocido como ulama, que expertos en la materia han coincidido en identificar como una continuación del ullamaliztli; también lo han definido como de los más antiguos, ya que no se ha encontrado evidencia arqueológica o bibliográfica que nos ilustre sobre el sentido ritual o ceremonial del juego o de la existencia de sólidas construcciones para su ejercicio, como lo registran para el centro y sur de nuestro país los códices que integran nuestra herencia historiográfica. En Sinaloa jugar a la ulama es un verdadero divertimiento, aunque el origen de su práctica se halla perdido en el tiempo. En nuestras investigaciones hemos encontrado que se ha transmitido de generación en generación en sus tres modalidades: la primera y más espectacular es la que se realiza con la cadera, único lugar del cuerpo con que se le pega a una pelota de hule sólido de 4 kg de peso, ya que si ésta llega a tocar otra parte del cuerpo es un punto o raya perdido.

En los municipios del centro y norte del estado la ulama de cadera ya se ha extinguido por la falta de pelotas, pero sobrevive la modalidad de antebrazo y la que se juega con un mazo de madera. Para el primero se utiliza un taste, o campo de juego de 120 m de largo por una anchura aproximada de 1.20 a 1.40 m, con una línea divisoria en el medio; aquí se enfrentan tres contra tres 3 jugadores como máximo, protegiéndose la parte del antebrazo con una faja de manta delgada para golpear una pelota de hule sólido que pesa 500 gramos. Las reglas y la contabilización son muy similares a la modalidad de cadera. Para la práctica de la ulama con mazo se emplea una especie de pala redonda de madera dura que se agarra con las dos manos; ésta pesa entre 5 y 7 kilos y con su extremo frontal se le pega a una pelota también de hule sólido que pesa 750 gramos.

En nuestra opinión son varios los factores que han determinado que este deporte de claro origen prehispánico sobreviva en Sinaloa, y es gracias a la perseverancia y al amor de los ulameros que lo practican y a la asistencia de sus seguidores, quienes verdaderamente disfrutan de las buenas jugadas, y sobre todo a la conciencia que hay entre ellos de que se trata de una herencia cultural recibida a través de muchas generaciones; todo esto ha favorecido la continuidad de este extraordinario juego en nuestra entidad, a pesar de la influencia cada día mayor de los deportes extranjeros y de la indiferencia de las autoridades culturales, deportivas y educativas, que nunca han apoyado verdaderamente el desarrollo ni el conocimiento de este deporte, el cual debería ser considerado orgullosamente como nuestro mejor y más auténtico rostro cultural ante el mundo.
(RCZ)